Juan 18, segunda parte: La prueba injusta de Jesús

Léase por favor Juan 18:12-40

Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?

Con vara herirán en la mejilla al juez de Israel. Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. Miqueas 5:1-2

El evangelista Juan no nos da muchos detalles acerca de la prueba de Jesús ante los lideres de Israel, pero vemos de nuevo como el Juez de Israel, el Señor, cuyos días eran desde los días de la eternidad les hablaba con esta franqueza y dignidad, mostrando una vez más su persona divina. Se ve también el cumplimiento de sus palabras en Juan 8:46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Jesús contestó la pregunta acerca de sus discípulos y su doctrina con una respuesta inconvertible Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. Era todo cierto pero ellos, según Mateo 26:59-60 no encontraron entre los que le habían oído lo que buscaban. Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte, y no lo hallaron.

El apóstol Pablo, fiel siervo del Señor Jesús, años después, estaba delante de estos mismos, para ser juzgado también y también sin acusaciones honestas. Pero Pablo, irritado por las palabras del sumo sacerdote contestaba con enfado ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear? Así vemos como el siervo más fiel no se compara con el santo Hijo de Dios, no tratando de escapar la muerte injusta que lo esperaba sino testificando una buena confesión.

En el verso 28 vemos la triste condición de religiosos sin conocimiento de Dios. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua. De intentar matar a un hombre santo, totalmente inocente, a tal punto de buscar a testigos mentirosos con soborno, esto no remordía sus conciencias. Pero de ser contaminado ritualmente por entrar en el palacio de unas autoridades romanas, eso no quisieron hacer. ¡Pobre hombre con su religión, lejos de Dios pero pensándose como aceptable por sus ritos! Ellos, con su hipocresía, ni siquiera pueden formar una acusación entendible ante la pregunta de Pilato. ¿Qué acusación traéis contra este hombre? Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. Eran palabras deshonestas e ignorantes, y su abogado en un día más tarde iba a hacer semejante contra el siervo del Señor Jesús, Pablo. Porque hemos hallado que este hombre es una plaga… Hechos 24:5

Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? Por muchos años he contemplado estas palabras de Pilato ¿Qué has hecho? ¡Como hubiera podido Jesús decirle las cosas que había hecho! Hubiera podido decir, por ejemplo, “He curado a los enfermos, echado fuera los demonios opresivos, he levantado de los muertos, he dado vista a los ciegos, y oídos a los sordos, y lengua a los mudos.” Pero no, respondió acerca de su persona y sus palabras. Como testificaba Pablo a Timoteo Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato… 1 Timoteo 6:13

Jesús, en su confesión ante Pilato le explica cuatro cosas; primero, si, era Rey de Israel. Segundo, no era rey en competencia con la autoridad romana (pues esta era la acusación de los lideres judíos). Su reino era de los cielos, aunque Cristo se lo dijo en una forma negativa mi reino no es de este mundo. Su reino obtiene toda su autoridad y poder del cielo, y lleva el carácter celestial. Tercero, vino al mundo como testigo a la verdad. En el capítulo 1 de Juan, nos dice la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. La gracia ellos rechazaron; la verdad permanece en la persona de Jesucristo y esto Pilato, supuestamente como juez estaba buscando, pero en verdad no le interesaba. Afuera, manteniendo su limpieza ritual estaban los mentirosos lideres y Pilato bien lo sabía. Cuarto, como Cristo dijo a sus discípulos en el verso tan conocido de Juan 14:6 Yo soy … la verdad. Aquí dice lo mismo en otras palabras Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.

Pilato no quiso entender. Prácticamente dice que la verdad es imposible encontrar. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos… Pero a pesar de su actitud, conocía la inocencia de Jesucristo, y se lo dijo claramente a ellos. trató de darles una opción para disfrazar su hipocresía ofreciendo soltarlo como culpable, pero exonerado por costumbre. Ellos pronuncian estas palabras fatales No a éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón. ¡Pobre nación de Israel! ¡Pobre ser humano! Preferían el ladrón al santo Hijo de Jesús.

Felipe Fournier
24 diciembre de 2023