Léase por favor Juan 14:6-11
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
En el capítulo anterior vimos como el Señor anunciaba que iba a dejarlos, para ir donde ellos no lo podían seguir, y eso era su sufrimiento y muerte por los pecados del mundo en la cruz. Pedro había proclamado con insistencia que sí, él era capaz de seguirle hasta la muerte, y sabemos la respuesta de Jesús a este dicho. Pero seguro que la confusión y inquietud de los discípulos hubiera sido grande. Pero el Señor no solo dijo que se fuera, sino que también vendré otra vez.
En Hebreos 9:28 leemos este versículo, dirigido a judíos profesantes de fe en Jesús, acerca de las incomparable riquezas de en Cristo Jesús que no se encontraba en la religión judía. Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
Hay los que enseñan que este versículo es la prueba que no hay tal cosa que el arrebatamiento, pues dice la segunda vez
y nosotros decimos que son tres venidas; la primera, cuando nació en Belén; la segunda, el arrebatamiento; y la tercera, su manifestación para tomar el reino. Por ser muy popular en el día de hoy esta enseñanza, tomo la oportunidad de afirmar que Cristo viene tal como nos cuenta en nuestro verso 3, algo distinto a la manifestación proclamado en el antiguo testamento, como en Zacarias 14:3-4 Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén…
Se habla proféticamente del mismo Señor Jesús, el “Jehová” del antiguo testamento (pues su nombre Jesús quiere decir “Jehová el Salvador.”)
Como ha explicado con bastante paciencia el hermano Roberto Thonney, la segunda venida del Señor se divide en dos partes, y la primera parte tiene que ver con la salvación de nuestros cuerpos y la resurrección de los muertos en Cristo, lo que nosotros llamamos el arrebatamiento (según 1 Tesalonicenses 4:15-17.) La segunda parte es lo que vemos en el antiguo testamento en Zacarias y otros libros proféticos. Esta venida llamamos “la manifestación” y tiene que ver con la salvación del remanente de Israel, los que están esperándolo a Jesús, su Mesías. Eso era la esperanza de los discípulos en aquel momento y por eso el Señor tomaba este tiempo, antes de su sufrimiento, para compartir con ellos cosas que en aquel momento no iban a entender, pero después, entenderían. Así no siempre es posible distinguir los versos en el nuevo testamento que hablan de su venida, pues se considera como una, a pesar de ser dividido por el tiempo de la tribulación, aproximadamente siete años.
Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Ayer estudiando Hechos 26 con nuestros hermanos cubanos, disfrutamos de este versículo; Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.
¿Qué otra religión puede predicar el perdón de pecados? No hay tal cosa, pues solo en el cristianismo encontramos un redentor, el Justo que padeció por los injustos. Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.
1 Pedro 3:18 Así Pablo pudo decir con toda sinceridad a Agripa, Berenice, Festo, y los demás poderosos alrededor de su persona que parece ser el único preso, ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!
Pablo tenía toda confianza de la verdad de nuestro versículo, tantas veces citado por niños en la escuela dominical. …Nadie viene al Padre sino por mí.
En verdad el único libre en aquel grupo de grandes era el hombre en cadenas.
Felipe, con el punto de vista terrenal de Tomas y los otros discípulos en aquel momento, quiere ver al Padre. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.
Tenía ganas de ver algo, tal como Tomas en el capítulo 20 de nuestro evangelio Si no viere… no creeré.
Como dice Juan en el primer capítulo de su primera epístola, el Verbo se hizo así audible, visible y tangible. Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida…
1 Juan 1:1 Por lo tanto, el Padre había sido perfectamente revelado. Las palabras de Jesús fueron las palabras del Padre, y sus obras las obras del Padre. Así vemos en Jesús lo que nos enseña en Colosenses 1:15-19 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación… por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.
¡Que aprovechemos hoy contemplarlo en su sufrimiento y muerte, tal como nos pidió!
Felipe Fournier
1 octubre de 2023