Léase por favor Juan 17
Antes de tocar con más detalles las peticiones del Señor Jesús en este capítulo, pienso hacer un resumen o bosquejo de su contenido.
Ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti.
(Verso 11)
Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere… para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad.
Hemos estado por varias semanas meditando sobre los capítulos 14 a 16 de Juan, viendo como el Señor Jesús estaba preparando a sus discípulos por su estadía en el mundo sin la persona de Jesús presencialmente con ellos. El versículo con que empezamos esta semana muestra la realidad de lo que iba a suceder en poco tiempo por los discípulos, y a través de la oración de Jesús, vemos que incluye a nosotros también. Estos están en el mundo.
Pero el Señor Jesús entiende perfectamente bien que es estar en el mundo, pues eso es uno de los motivos porque se hizo hombre. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
Hebreos 2:17-18
Así la oración de Jesús en nuestro capítulo es una oración sacerdotal, que muestra otra sombra del cristianismo, lo que hemos visto una y otra vez en el evangelio de Juan. Los hijos de Israel tenía un sacerdocio humano también, pero bastante defectuoso por medio de la falta de fe entre los escogidos sacerdotes, los hijos de Aaron. Vemos el principio del fracaso del sacerdocio en el libro de 1 Samuel. Los hijos de Eli, lideres en Israel de la clase sacerdotal, eran hombres muy corruptos. Nos dice en 1 Samuel 2:12 Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.
En el tiempo de Jesucristo en el mundo, y extendido hasta el tiempo de los apóstoles en el libro de los Hechos, los sumo sacerdotes eran del partido de los Saduceos. Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos…
Hechos 5:17 Los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu.
Hechos 23:8 ¿Cómo puede compadecer o interceder tal persona por una persona necesitada delante de Jehová, siendo prácticamente un ateo? No, la clase de sacerdote que tenemos nosotros es el hombre santo, el Señor Jesucristo, hecho semejante a sus hermanos, que padeció como hombre aquí en el mundo. Así el libro a los Hebreos nos enseña que es poderoso para socorrer a los que son tentados.
Es el sacerdote perfecto que no había antes y ya termina con Jesús el sacerdocio judío.
Espero que me perdonen por poner aquí una cita de un autor famoso que visitaba a la tierra de Israel en el año 1867. El seudónimo del autor era Mark Twain. Conocía muy bien la Biblia, pero temo que nunca conocía al Señor Jesús como su Salvador, aunque en su libro refería a Jesús constantemente como “el salvador.” Estando en la ribera del mar de Galilea, contemplaba lo siguiente:
“Nos parece bastante curioso estar sobre un terreno que alguna vez fue pisado por los pies del Salvador. La situación sugiere una realidad y una tangibilidad que parecen estar en desacuerdo con la vaguedad, el misterio y el carácter fantasmal que uno naturalmente atribuye al carácter de un dios. Todavía no puedo comprender que estoy sentado donde estuvo un dios, contemplando el arroyo y las montañas que ese dios contemplaba, y que estoy rodeado de hombres y mujeres morenos cuyos antepasados lo vieron, e incluso hablaron con él, cara a cara, y descuidadamente, tal como lo habrían hecho con cualquier otro extraño. No puedo comprender esto; los dioses de mi entendimiento siempre han estado escondidos en las nubes y muy lejos.”
¡Pobre hombre! Aun leyendo la Biblia y caminando donde caminaba el Señor Jesucristo, no captaba para nada la realidad de Dios, manifestado en la carne, ni las muchas verdades que son revelados en el libro de Hebreos y primeramente desarrollado delante de los discípulos en el capítulo 17 de Juan.
Pero nosotros, con la fe que nos ha sido regalado por Dios, podemos entender la grandeza del sacerdocio de Jesús, quien pasaba por treinta tres años en el mundo bajo la maldición, experimentando todo su trajines y tristezas. Y así vemos las cosas de que Jesús oraba en nuestro capítulo, pues enseñan la realidad de lo que es ser cristiano aquí en la tierra y también nos da de entender porque nos deja aquí, acaso por un rato más.
Continuaremos, Dios mediante, la semana que viene, mirando más detalladamente al capítulo pero antes de cerrar hoy, vemos como se introduce el capítulo. Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado…
¿Cuál hora? La hora más terrible, la hora de los hombres haciendo su peor, la hora del sufrimiento de expiación por los pecados, la hora de ser atacado por Satanás, esta hora había llegado. Termino hoy con este verso tan profundo que muestra lo que es ser cristiano. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
¡Que triste que el autor famoso Mark Twain no conocía esta verdad! ¡Gracias a Dios que quizás todos mis lectores así conocen el único Dios verdadero!
Felipe Fournier
26 noviembre de 2023