Léase por favor Juan 21:1-14
Se ve en nuestro capítulo una escena llena de instrucciones por nosotros en el compañerismo con Jesús resucitado, y aunque vemos a Jesús corporalmente con ellos en este capítulo, creo que es muy obvio que en estos cuarenta días después de la resurrección, Jesús no estaba con ellos constantemente como anteriormente había estado. (Esto, quizás, afectaba el juicio de Pedro acerca del dicho anterior del Señor Jesús acerca de su ocupación; Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
Lucas 5:10) Como vimos, había dicho a María Magdalena “no me detienes” pues ascendía al Padre e iba a estar en una relación espiritual con ellos, y solo iban a conocerlo así, por fe y no por vista, igual que nosotros en estos momentos. Vuelvo a citar el verso de 2 Corintios 5:16-17 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
María Magdalena, Pedro, Tomas, y los otros cinco discípulos que vemos en nuestro capítulo conocían a Cristo según la carne. Les faltaban de captar todavía el significado de esta nueva relación cristiana, pues aún no había venido el Espíritu Santo a morar en ellos como miembros de la iglesia, cuerpo de Cristo en este mundo.
Es interesante que Pedro siga siendo Pedro aun después de su caída y encuentro con el Señor después de su resurrección. (Lucas 24:34 Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
) En Juan 20, vemos que había aparecido el primer día de la semana dos veces. Pero aquí en Juan 21, quizás habían pasado algunos días sin que apareciere el Señor, y Pedro decía estas palabras Voy a pescar.
¿Por qué iba a pescar Pedro? No sabemos cuáles eran sus pensamientos, pero había por el momento perdido el sentido que era siervo de Dios. Además, hay algo muy interesante, que los demás dijeron Vamos nosotros también contigo.
¿No es ejemplo de que somos una influencia, por bueno o por malo, en nuestros hermanos y hermanas en Cristo? No los invitó que fueran con él, pero de todos modos, los influenciaba.
¿Acaso encontramos sorprendente lo que vemos después y aquella noche no pescaron nada
? Creo que era de esperar que su trabajo iba a ser en vano, pues hace tres años habían sido llamados de este trabajo para seguirle a Cristo. No hay nada de malo en pescar, claro. Pero a menudo hay cosas en este mundo, aunque no son malos en sí, llegan a ser una distracción de las cosas del Señor. Ellos tuvieron que confesar a la pregunta del hombre desconocido en la orilla de la mar Hijitos, ¿tenéis algo de comer?
la respuesta tan corta No.
Note por favor la ternura de Jesús con el dicho Hijitos.
Pero no lo conocían. ¿Y por qué desconocieron aquel hombre? Pues, yo creo porque estaban distraídos con sus otras ocupaciones, y así será con nosotros si nos ocupamos solo en las cosas del mundo. Los ojos de fe van a ser oscurecidos y será difícil de reconocer al Señor en nuestras circunstancias. Quizás diríamos “¡Que mala suerte!” en vez de decir como Juan ¡Es el Señor!
Yo no dudo que Pedro y Juan, al ver la multitud de pescados que habían recogido después de obedecer las palabras de Jesús, recordaron aquella vez en Lucas 5, mencionado arriba. Y es de ánimo ver que Pedro, aunque había sido mal ejemplo un poco antes, ahora quiere estar cerca al Señor y no pudo esperar que el barco llegara a la orilla, sino se lanzó en la mar para llegar más pronto.
Veo algo muy animoso acerca de esta escena en la playa. Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan.
Quizás Pedro pensaba de las brasas en el palacio de sumo sacerdote, donde él, hace no muchos días se había calentado. Pero, ¡qué gran diferencia ahora! Esta fogata no era la fogata del mundo que rechazó al Señor Jesús, indiferentes a su muerte tan cruel. Esta fogata era de comunión y comida para animar y calentar y restaurar sus almas. Sugiero que aquí vemos un ejemplo de reuniones que no son reuniones de la asamblea, sino como una reunión de jóvenes, o quizás un recreo con otros que aman al Señor. Y aunque Jesús ya tenía el pescado listo en las brasas, les invitaba a participar en la cena, no dándoles reprehensión por haber estado pescando. Traed de los peces que acabáis de pescar.
Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor.
Vemos además que los discípulos, que antes ignoraban quien era en la playa, ahora son conscientes de su presencia.
Algunos quizás dicen que puede haber reuniones que no son para edificación, y es cierto, igual como la fogata en el palacio del sumo sacerdote no era un lugar que edificaba a Pedro, sino le era ocasión de caer. Pero creo que no debemos entonces pensar que por eso toda “fogata” es algo malo. Esta reunión era de mucho provecho, siendo ocasión de la restauración de Pedro públicamente, con comida y refrigerio de corazón para todos. Dios mediante, vamos a considerar este tema la próxima vez.
Felipe Fournier
18 febrero de 2024