Mateo 6, parte 2: El ojo bueno y la ansiedad

Léase por favor Mateo 6:21-34

Ya hemos meditado brevemente la cosa revolucionaria que dijo el Señor Jesús acerca de haceos tesoros en el cielo… Digo que era revolucionario porque no era algo antes considerado por un pueblo terrenal. Hay muy poco en el antiguo testamento sobre el cielo y la vida después de la muerte. David, después de perder al hijo pequeño de la relación pecaminosa que tuvo con la esposa de otro alguien, dijo Yo voy a él, mas él no volverá a mí. 2 Samuel 12:23 Job, quizás un contemporáneo de Abraham, dijo Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios. Job 19:25-26 Así había algo de reconocimiento que la vida terrenal, después de su fin, tiene por los de fe en Dios otro época. Pero el judaísmo era una religión terrenal y la promesa de guardar la ley era una vida larga en la tierra. Es importante reconocer que la ley no prometía el cielo a nadie, ni siquiera al israelita que la guardaba, y bien sabemos que no hubo ninguno que la podía guardar de todo. Así que, a pesar de que el Señor Jesús hablaba del reino de los cielos, también anticipa el cambio de dispensación. Los Romanos en pocos años iban a destruir Jerusalén, su templo terrenal, y su religión en su práctica; ¿para qué, entonces, almacenar tesoros en aquel terreno?

Pero tanto tenía que ver con los motivos del corazón. Así nuestra porción de hoy empieza usando la ilustración del ojo. El hermano Lineu Binotti, quien es un hermano de Brasil y doctor de ojos, me dijo que el ser humano percibe el mundo principalmente por sus ojos, un ochenta por ciento, en comparación con los perros, que solo perciben el mundo veinte por ciento por sus ojos, siendo su nariz y el olfato, y también sus oídos tan sensibles, su principal fuente de percepción. Entonces, el Señor Jesús usaba la expresión el ojo bueno y el ojo maligno para explicar lo que debe ser los motivos del corazón humano. El Señor Jesús traía la luz espiritual y los fariseos, por tener ojos llenos de avaricia, no podían disfrutar, como nos explica Lucas 16 en términos distintos. Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él. Lucas 16:14 Tenían ojos, pero no aprovechaban la luz de Cristo y la palabra de Dios manifestado por El. Así el ojo maligno no puede disfrutar de la luz espiritual. La luz en ellos llegó a ser tinieblas, y al fin, tinieblas tan densas que, viendo a Dios manifestado en la carne, lo equivocaron como viendo al mismo Satanás. Tengamos cuidado nosotros, de no caer en la trampa de avaricia, pues es tan común al espíritu humano que la misma respiración.

Los jueces en los cortes humanos tratan de juzgar los motivos; por ejemplo, un borracho manejando, quien atropella a una persona porque está ebrio no es acusado de asesinato, sino de homicidio involuntario. La persona atropellada queda muerta, sea como sea, pero el juez a menudo decide que no se califica como asesinato, aunque los resultados llegan a ser igual; la persona pierde su vida por las acciones de otro alguien. Pero Dios si conoce los motivos del corazón, buenos o malos. De David Jehová dijo que el deseo de su corazón Él había reconocido. Jehová dijo a David mi padre: Cuanto a haber tenido en tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en tener tal deseo. 1 Reyes 8:18 Así el ojo bueno es el corazón motivado por el amor de Dios que puede aprovechar de la luz de las escrituras. El ojo bueno es singular en su deseo de servir a Dios. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Después, el Señor habla de algo también demasiado común en nuestros pensamientos humanos, algo que llamamos la preocupación o ansiedad. No os afanéis por vuestra vida… El afán aquí es la misma preocupación de la vida cotidiana. El Señor usa los pájaros para esta ilustración, los cuales no se preocupan, pues Dios los cuida. (Hay muchas “activistas” que creen que los animales son tan importantes, o hasta más importantes, que los seres humanos. Aunque si son importantes a Dios, se nota lo que enseña el Señor Jesús. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?) Voy a citar aquí a otro hermano que escribió elocuentemente sobre la ansiedad en sus consecuencias. “La preocupación niega el amor, la sabiduría y el poder de Dios. Niega el amor de Dios al insinuar que Él no se preocupa por nosotros. Niega su sabiduría al insinuar que no sabe lo que hace. Y niega su poder al insinuar que no puede satisfacer nuestras necesidades.” Los gentiles o sea, inconversos del mundo están consumidos por la búsqueda de estas cosas temporales de la vida, pero el Señor no quería que sus seguidores se caracterizaran así. Si creemos que Dios es amor, y que Dios es todopoderoso, las cosas de mañana no nos van a consumir en el día de hoy. Me parece que esto es la fuerza de las palabras con que termina nuestro capítulo; Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. La ansiedad sobre mañana, puede consumir los pensamientos de hoy, para que no disfrutemos el día que Dios nos ha dado. Hay un dicho humano que lo expresa así “prestando problemas de mañana.” El inconverso no sabe que todas las cosas le ayudan a bien pues ignora el amor de Dios revelado en Cristo Jesús. Pero aun así, se sabe que la ansiedad no cambia nada acerca de mañana. Que seamos nosotros los que confían día tras día en el amor de Dios que dio a su Hijo unigénito. El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? Romanos 8:32

Felipe Fournier
16 marzo de 2025