Mateo 12, segunda parte: El Hijo de David llega siendo el Hijo del hombre

Léase por favor Mateo 12:22-37

Anteriormente terminamos con el Señor Jesús mandando a los muchos que fueron sanados de sus enfermedades que no le descubriesen. La ceguera gubernamental que iba cayendo sobre la nación de Israel, por el Señor Jesús citando el profeta Isaías escribiendo de la venida de otro día cuando en su nombre esperarán los gentiles.

Por eso nuestra porción empieza con la curación de un hombre con tres condiciones bien graves. El hombre era endemoniado (controlado por Satanás), ciego, y mudo. Vemos en su condición el estado de la nación de Israel. Controlados por Satanás (el hombre fuerte del verso 29), Dios mismo, el Mesías, en medio de ellos, están ciegos para verlo quien es a pesar de las muchas señales ya hechas, y mudos para declarar su alabanza. Se nota cuando el Señor echó fuera al demonio que el hombre veía y hablaba. Así será en el día futuro con el remanente fiel de Israel. Mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito… Zacarias 12:10 Serán librados del poder de Satanás para ver a su Mesías realmente como es, pero esta vez, con las heridas en sus manos y en sus pies y en su costado. Sus bocas serán abiertas para glorificar y alabar a Dios por su Hijo, su Mesías.

El pueblo, al ver el milagro hecho por este hombre, responden ¿Será éste aquel Hijo de David? ¿Por qué la pregunta, dado toda la evidencia de que si, era el Hijo de David y Mesías de Israel? Pues, se ocupa la fe y no había en ellos la fe para aceptarlo como aquel. Los lideres, a pesar de que era nada más una pregunta que se hacía acerca de su persona, hablan con todo el desprecio y odio de su incredulidad; Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. Su acusación era absurda y este fue una de pocas veces que el Señor contestó sus palabras ridículas con la lógica. ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? No lo haría pues estaría en contra su propio reino y dominio. Había entre ellos mismos exorcistas (vuestros hijos) que echaron demonios; ¿obraban ellos a través del poder de Satanás? Pero el Señor no terminaba allí sino continuaba explicando lo que él, Hijo de David, estaba haciendo, triunfando sobre “el fuerte” Satanás para saquear sus bienes, sus bienes siendo las personas atadas por sus pecados. Últimamente este triunfo espera el fin del milenio cuando Satanás será librado para engañar al pueblo incrédulo que han sobrevivido el milenio, solo para rebelar contra el Rey, el Señor Jesucristo, para ser destruido y Satanás será echado en el lago de fuego. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años … Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones … Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre… Apocalipsis 20:1-10

Los fariseos eran en contra el Señor Jesús y así ellos eran los que obraban por Satanás. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. Lo serio de sus hechos se describe en palabras que han preocupado a algunas personas. No debe ser así pues es imposible cometer este pecado en el día de hoy. La blasfemia contra el Espíritu Santo solo se podía hacer cuando el Señor Jesús estaba presente en la tierra. Ellos, los lideres de Israel, se pusieron en una posición imposible por atribuir las obras del Mesías de Israel a Satanás. El Señor de veras, como él mismo dijo, obraba por la mano de Dios mismo. Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

Ampliando un poco más sobre el tema del pecado que no puede ser perdonado, es destacado que Saulo de Tarso blasfemaba el nombre de Jesús, y obligaba a otros hacer lo mismo, según su testimonio ante Agripa en Hechos 26; Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. Además, usando a si mismo como ejemplo de la paciencia de Dios, escribe en 1 Timoteo 1:13-15 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad … Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Así tenemos la prueba que Cristo Jesús salvó al más vil blasfemador, el primero de los pecadores, específicamente para que nadie pudiese decir que no puede ser salvo por haber cometido el pecado no perdonable.

El Señor termina su discurso, haciéndolos entender que su problema era uno de sus corazones, pero revelado en voz alta por sus bocas. Porque de la abundancia del corazón habla la boca. Es decir, la boca del hombre verbaliza lo que hay en su corazón; es el gran indicador de dónde se encuentra realmente una persona en su alma. Así, al condenar al Señor y hablar injuriosamente contra el Espíritu Santo, los fariseos demostraron que eran malvados. Representando a la nación en sus palabras contra Jesús, ellos sellaron su juicio de la nación, aunque este juicio no cayó por otros cuarenta años. Entre tanto, la salvación por pura gracia iba a salir a los individuos, sean judíos o gentiles, durante el tiempo del libro de Los Hechos.

Felipe Fournier
9 junio de 2025