Mateo 16: Su última señal de Israel, la confesión de Pedro

Léase por favor Mateo 16:1-20

Si leemos los Hechos 23, vemos como los dos partidos políticos mas destacados en Israel eran los fariseos y saduceos y no eran amigos. Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga. Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas. Hechos 23:6-8 El concilio de Israel se formaba, según la historia secular, de setenta y un individuos, duplicando la idea de Moisés con los setenta ancianos de Israel. Pablo era fariseo (antes, como Saulo de Tarso) y podemos suponer que alguna vez, como Saulo de Tarso hubiera podido ser un miembro de aquel concilio. Sea como sea, los conocía muy bien y usaba con astucia su conocimiento para provocar una disensión entre ellos. Para mí, sus esfuerzos en aquel entonces no eran guiados por el Espíritu Santo y vemos el contraste en nuestro capítulo del perfecto hombre, el Señor Jesús, contestando estos grupos, reunidos solo por su odio de ambos al Señor Jesús. Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. ¿Qué más pruebas querían? ¿No habían abundado las pruebas de su persona como Hijo de Dios y Mesías de Israel? Sus pruebas habían sido mucho más destacados y obvios que las señales del clima que podían distinguir por las nubes y sus colores y aspecto. El problema con ellos, los hipócritas en las palabras de Jesús, no era la falta de señales sino la falta de fe para creer el testimonio de sus propios ojos. Así la última señal por la nación incrédula iba a ser lo de Jonás, hablando de su muerte y resurrección de Jesús, de la cual Jonás era prototipo.

Así nos dice Y dejándolos, se fue y de una vez partieron al otro lado de la mar, volviendo a enseñarnos el evangelio saliendo pronto a todo el mundo, más allá de la nación de Israel. Mientras, los discípulos se encuentran con un problema que consumía sus pensamientos, dejándolos ignorantes del significado del Señor Jesús. … se habían olvidado de traer pan. Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. Tenemos un dicho en inglés “al que tiene martillo, cada cosa que ve le parece ser un clavo.” Su significado es eso que la preocupación con algo, quizás importante, ciega la mente a cualquier otra cosa. Los discípulos muestran aquí su poca fe, pues su Señor, que estaba con ellos, no era para nada limitado por su falta de pan y esto había mostrado en dos ocasiones anteriores. En Marcos 8 donde vemos el mismo evento, los discípulos podían citar la cantidad de comida que sobraba en aquellas ocasiones. Pero como un hermano una vez decía “la memoria no es la fe.” Me hace pensar de la condenación de Israel en el Salmo 78. Pues tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto. Y hablaron contra Dios, diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, y torrentes inundaron la tierra; ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo? Salmo 78:18-20

A veces nosotros, tan atribulados y preocupados por ciertas dificultades en la vida, perdimos la vista por todo lo demás, y mal interpretamos la voz de Dios hablándonos por su palabra y por las circunstancias. La lección por los discípulos era algo mucho más importante que su pan diario; el peligro era un peligro espiritual, no natural como la falta de pan. La levadura de los fariseos era la hipocresía, la ostentación, el orgullo, el formalismo, la escrupulosidad y la tendencia a anteponer la letra al espíritu. La levadura de los saduceos era la mundanalidad y el temperamento del escepticismo, o más sencillo, incredulidad terca. ¿Tiene una voz por nosotros en el día de hoy? Que tengamos cuidado también nosotros de la levadura de los fariseos y saduceos.

Habiendo apartado los discípulos lejos de Jerusalén y su incredulidad, Jesús presenta la pregunta esencial a sus discípulos, una pregunta que Pedro contestaba con ánimo y valentía, totalmente diferente que las muchas opiniones expresadas por los demás de la nación. ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? … Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Esta confesión era tan importante que llevaba consigo la bendición del Padre Dios, y es el fundamento del evangelio de la gracia y la formación de la iglesia cristiana, todo aparte de Israel terrenal. La roca no era Pedro, como enseñan los católicos, sino la confesión de Pedro. Así conociendo la persona de Jesús es de suma importancia. En la historia de la nación de los EU, he visto como dos lideres destacados, Tomas Jefferson y Benjamín Franklin, aunque admiraban las enseñanzas de Jesús, no creían en su persona divina. Acabo de leer un libro de las enseñanzas de Carlos Dickens a sus hijos, famoso autor de Inglaterra, y me animaba ver como enfocaba en la persona divina de Jesús en sus lecciones por sus diez hijos, rechazando la hipocresía manifestada en el formalismo de la religión que abundaba en su época y sigue abundando en nuestro día.

Dejamos por otro estudio el tropiezo en seguida de Pedro, no entendiendo la necesidad del sufrimiento del Señor Jesucristo, aunque le fue dada la llaves del reino, las llaves que usaba en Hechos 2 y Hechos 10, presentando el evangelio de la gracia a los judíos y a los gentiles.

Felipe Fournier
17 agosto de 2025


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