Marcos 12, segunda parte: Los saduceos silenciados, el Hijo de David es también Hijo de Dios

Léase por favor Marcos 12:19-37

Entonces vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección…

Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas. Hechos 23:8

Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos… Hechos 5:17

…siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás… Lucas 3:2

Viendo estos versículos aprendemos algo acerca de este grupo, o partido político en Israel. ¡Que testimonio triste de la condición actual de la nación, cuando sus lideres religiosos son del partido que niega la resurrección, y los ángeles, y que el hombre tiene espíritu, responsable hacia Dios! Nunca era mencionado en el antiguo testamento que haya dos sumo sacerdotes, pero esta corrupción de la ley de Moisés es menor comparado con la blasfemia con tales lideres como los saduceos. Nunca vemos al Señor Jesús en casa de uno de ellos, aunque si lo vemos comiendo con fariseos.

Estos saduceos acaso pensaron que, con su historia inventada y ridícula, iban a confundir al Señor Jesús y así probar que no existe la resurrección de los muertos. El Señor contesta su pregunta y, además, les enseña la verdad de la escritura que ellos desconocían. ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? Esta respuesta también repudia una de las doctrinas de los mormones que creen que el matrimonio es eterno. Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento. El matrimonio es una provisión de Dios por el bienestar del ser humano, por su tiempo de estadía en la tierra. El Salmo 68 nos enseña algo sobre esto; Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados. En la resurrección no seremos casados ni familias menos hijos de Dios. Dios nos ha dado la familia aquí en la tierra para que conozcamos la bendición de estas relaciones, como pequeño prototipo de lo por venir. Así Satanás ha trabajado bien duro y eficazmente para destrozar la familia y las relaciones entre hombre y mujer, como sabemos demasiado bien.

El Señor acaba con los saduceos con lo que dijo Dios a Moisés en la zarza, que los patriarcas, Abraham, Isaac, y Jacob, eran vivos en el contexto de la resurrección. Por otras escrituras sabemos que no tienen sus cuerpos, pero sus espíritus (cosa que ellos negaron) estaban en el paraíso. Termina con ellos con una condenación Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.

Oyendo esta respuesta, los doctores de la ley (se supone que ellos conocían bien las escrituras) tratan de confundir el Señor con la misma ley y la pregunta sobre cuál de los mandamientos sea más importante. ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? El Señor Jesús resume los diez mandamientos en dos; uno, amor hacia Dios, y el segundo, amor hacia el prójimo. El apóstol Pablo vuelve a resumir esto en Romanos 13:9-10 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Me encanta entonces el ministerio de Juan en su primera epístola, capitulo 4, verso 10; En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. No pudimos amar a Dios pues por naturaleza pecaminosa, solo había temor y odio en nuestros corazones. Así que, toda tenía que venir por la provisión de Dios por nosotros, enviando su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Solo así, dándonos vida nueva, era posible que haya amor por Dios y el prójimo.

Uno de los doctores de la ley entendía lo que Jesús dijo y estaba de acuerdo, y así se lo dijo. Le contestó Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. ¿Qué era lo que le faltaba para entrar en el reino de Dios? Era la fe y Jesús prueba lo siguiente en su pregunta a ellos, basado en el Salmo 110. ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies. David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Solo puede haber una respuesta a esta pregunta, algo que solo se entiende por fe. El Hijo de David también es Hijo eterno de Dios. Jesucristo hombre, Hijo de David, también es el Señor de David, pues es a la vez, el Hijo eterno de Dios. Eso era lo necesario por la salvación de ellos, fariseos, herodianos, o saduceos. Lo que les faltaba era la fe por creer la verdad de quien era la persona que estaba en medio de ellos, con toda prueba de quien era. Eso no quisieron creer.

Felipe Fournier
22 septiembre de 2024