Léase por favor Marcos 6:45-56
Aunque este milagro que veíamos la semana pasada se encuentra en los cuatro evangelios, no vemos en ninguno de ellos alguna gloria a Dios por lo que veían y disfrutaban, ni siquiera se ve que le dieron gracias al Señor por su alimentación gratis aquel día. En el evangelio de Juan, aún peor, vemos la multitud buscando que esto suceda constantemente como era en el desierto con Moisés y el maná. Se atrevieron decirle Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
Juan 6:31 De allí viene el dicho “cristianos de los panes y peces” indicando que se busca lo económico que puede salir de la bondad de los hermanos en vez de realmente confiar en Dios por nuestras necesidades.
Pero en nuestro capítulo vemos como el Señor separaba a sus discípulos de la multitud ingrata y sin fe. En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar.
Vemos una escena dispensacional en estos versos. La multitud representa a la nación de Israel en el tiempo actual. En el principio del capítulo, fueron escandalizados por la humildad de Jesús y dijeron no es este el carpintero
. Así Israel como nación en el día de hoy sigue en este estado de incredulidad de quien es Jesús, mientras los discípulos, bogando sobre la mar con Jesús ausente, orando por ellos, representa la iglesia en el tiempo actual. Tenemos que vivir por fe, pues no tenemos al Señor Jesús corporalmente con nosotros, aunque Hebreos 13:5 nos cuenta No te desampararé, ni te dejaré.
El Señor está orando en el monte, figura de su posición ahora mismo, abogando por nosotros en lo alto. Como dijo a Pedro en Lucas 22:31-32 Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Como nos enseña en 1 Juan 2:1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
También leemos en Romanos 8:34 Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
En la mar, los discípulos a solas encontraron la tempestad, y les daba miedo. ¿No vemos en ellos un prototipo de nosotros mismos? Las tempestades de la vida que pueden ser de cualquier de nuestros tres enemigos (el mundo, la carne, y el diablo) nos acechan a cada rato. Y a menudo nos da miedo. Jesús los vio luchando con las olas y seguro que es así con nosotros. Sea como sea las circunstancias de cada cual, Jesús nos ve y no se ha olvidado de nosotros. Fatigados, remando ineficazmente, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.
Jesús estaba probando su fe y como a menudo con nosotros, no lo reconocieron sino pensaron que era fantasma. Me parece que la cuarta vigilia de la noche nos habla específicamente de nuestro día, justo antes de la madrugada, y así nuestros tiempos, sofisticados con la tecnología pero careciendo del temor de Dios. Es posible que nosotros seamos como los discípulos, viendo fantasmas en vez de ver que nuestro Señor Jesús está muy cerca, y pronto nos va a librar de este mundo y sus malas influencias, para trasladarnos al otro lado de la mar, o en otras palabras, a su misma presencia en la gloria. ¡Que preciosa sus palabras de Jesús a estos discípulos, a pesar de sus corazones endurecidos y su poca fe! ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Con la presencia del Señor, llegó también la paz. Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento.
Al llegar al otro lado, vemos algo que los de hoy en día no pueden profesar, aunque veo a menudo lugares de dicen “Sala de milagros” o “Sala de sanidades.” El toque de fe de la multitud era suficiente. Le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos.
Note por favor como dice todos.
¡Ni uno quedó enfermo, paralizado, ciego, mudo, o sordo!
Hay una señora que es paralizada del cuello para abajo, Joni Eareckson Tada, que ha explicado cómo iba a estos lugares buscando que su condición fuera curada. Ella era cristiana antes de ser paralizada, pero andaba mal. En un accidente de lanzarse en el agua, su cabeza pegó abajo y quebró su columna, dañando los nervios y la dejó así paralizada. Escribiendo después ella explicaba como el Señor le estaba hablando fuertemente con su fin de usarla en su servicio. Como cualquier, anhelaba la restauración del uso de su cuerpo pero no sucedió. El Señor no ha cambiado en su poder, pero nuestros tiempos no son los tiempos de los evangelios o el libro de los Hechos. Así hay mucha deshonra al nombre del Señor por los que profesan ofrecer sanidades, no reconociendo los tiempos actuales.
Felipe Fournier
23 junio de 2024